La compañía es detestable siempre y cuando no es bien recibida.
En lo que a mí respecta, prefiero la soledad ante cualquier cosa.
Pero aun así muchas veces no es malo interactuar con otros
siempre y cuando uno lo desee, lo malo es cuando eres forzado
a hacerlo con personas con las cuales realmente uno
no siente agrado. Es realmente incomodo y horrible,
pues a quién rayos le gusta que le hagan hacer algo que no
quiere, es un acto totalmente detestable y despreciable.
Para mí es como si me quemaran en la hoguera, mismo
Juana de Arco, no pararía de contar los segundo y la ansiedad
acabaría con mi cordura, llevándome a un estado de demencia
absoluta en la cual me perdería hasta acabar con aquella
conversación tan absurda e innecesaria. Lo peor de todo
es que esto es algo de todos los días, quizá es hora de cerrar mis
oídos a palabras necias y continuar en mi capullo de soledad
hasta que me arte.
Firma,
Roger, el imbécil.
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